17 de noviembre de 2009

HERMANO SOL

Arriba el Sol, aquí la vida, una canción
y un poco de satisfacción
Miguel Mateos


El Sol está ahí, aunque no lo veamos. Una estrella silenciosa de más de cinco mil millones de años, que a modo de gran computadora cósmica emite su magnetismo y controla las órbitas de nueve planetas y miles de cuerpos celestes.
El Sol interviene en las glaciaciones, regula la presión atmosférica de la Tierra, la cual a su vez determina la meteorología y hasta los terremotos. Es una central nuclear de fusión en la que el hidrógeno se convierte en helio. Su temperatura es mayor que la de una bomba atómica: unos 6000 grados en la superficie y 15 millones en el núcleo.
Y, por todo eso, vivir sin él sería imposible.

Verás la luz

Hace poco más de un mes mi marido escuchó en la radio la invitación a una charla que, sobre los poderes curativos del sol, se hacía en los salones de una librería muy importante de Mar del Plata. Qué razones lo impulsaron a pasar por la librería y reservar dos entradas es un misterio que aún no consigo dilucidar. Pero allá fuimos.
El salón estaba repleto. Al frente, el orador, un hombre de unos setenta años y su traductora. Supe al verlo que aquel hombre era hindú: piel tostada, mirada inteligente, sonrisa serena y un inglés no very british que de entrada me cayó simpático.
Debo confesar que al principio tuve mis reparos y el temor de haber caído en un antro new age en el que querrían ofrecernos la vía de escape a la hecatombe anunciada por los mayas para 2012 (todo a la venta en prácticos frasquitos, pagaderos con Visa).

Sin embargo, el discurso de Hira Ratan Manek (efectivamente, nacido en Bodhavad, India, en 1937) destila sentido común y su propuesta es de una sencillez apabullante: la cura a los males del hombre posmoderno, dice, pasa por poner sus ojos en lo alto. Literal y figuradamente hablando.


La técnica de Sun Gazing que Hira Ratan Manek practica, recomienda y difunde puede explicarse en muy pocas líneas: consiste en mirar el Sol en un horario seguro (hasta una hora después de su salida y desde una hora antes de su puesta), el primer día diez segundos, veinte segundos al siguiente, treinta el tercero y así sucesivamente. No es una práctica que tenga que realizarse durante toda la vida. Sólo se realiza como máximo durante un período de 270 días (hasta llegar a un tope de 45 minutos), consecutivos o no.


Así como los vegetales se alimentan de sol y minerales a partir del proceso de fotosíntesis, Manek sostiene que a través del Sun Gazing los hombres podemos cargarnos de la más potente de las energías de la naturaleza obteniendo “salud perfecta para mente, cuerpo y espíritu”.


Los beneficios posibles no son nada desdeñables: “se experimenta un incremento de la memoria y de la inteligencia. El proceso de envejecimiento se hace más lento, disminuyen el apetito y el cansancio, se aligera el metabolismo y el cuerpo se predispone a la meditación y a la oración”.
“Después de los primeros tres meses, las personas notarán cambios en su salud psíquica, a los seis meses se evidenciarán las mejoras físicas” sostiene Manek y agrega: “a esa altura todas las células del cuerpo empiezan a almacenar energía del Sol. Se convierten en células fotovoltaicas; son como un panel solar”. Finalmente, transcurridos nueve meses, se obtendría también la salud espiritual.

A lo largo de la charla Hira Ratan Manek hizo hincapié en tres aspectos, a mi juicio, fundamentales: en primer lugar el Sun Gazing no es un rito de tipo religioso sino una terapia apta para personas de todos los credos e, incluso, para incrédulos. Segundo, él no se presenta a sí mismo como un gurú a quien seguir sino, simplemente, como quien difunde la técnica. Y en tercer lugar: la práctica de Sun Gazing es absolutamente gratuita y no requiere de libros, pirámides, sahumerios, CDs ni aceites esenciales.

Salir al Sol

Durante siglos la humanidad ha profesado su admiración por el astro rey, fuente generosa de luz y calor, dos elementos claves para la vida de todas las épocas.
No fueron pocas las culturas que vieron en el Sol la máxima expresión de la deidad: egipcios, mayas, incas. Los griegos lo veneraron a través de la figura de Apolo. El saludo al Sol que se practica en Yoga es una antiquísima costumbre india que originariamente se realizaba al amanecer, es decir, en el mismo horario de “sol seguro" que propone Manek para su Sun Gazing. Y el propio Jesús se definió a sí mismo diciendo “yo soy la Luz del mundo”.
Ya en el siglo veinte, y durante décadas, los médicos prescribieron baños de sol como terapia para numerosas dolencias. Ha sido en los últimos años, a partir del agujero en la capa de ozono y la amenaza del cáncer de piel, que nos hemos vuelto muy aprehensivos respecto del Sol. Sin embargo, no son pocos los científicos que sospechan que quizás habría que revisar algunas cuestiones sobre los efectos benéficos de la luz solar y el peligro de una reclusión abusiva.(1)
Hira Ratan Manek lleva tiempo difundiendo su técnica y miles de personas en el mundo ya practican el Sun Gazing y aseguran haber mejorado su calidad de vida. Muchas de ellas hacen caso omiso de sus advertencias y van más allá: viven el Sun Gazing como un culto y veneran al hindú como a un líder religioso. Pero esta es una cuestión que, intuyo, tiene que ver con el síndrome de orfandad espiritual, tan común en nuestros días.


Sin caer en exageraciones, creo que puede ser válido tomar algunos aspectos de esta propuesta. No se trata de ver en el Sol a un ser digno de adoración pero sí quizás volver a mirarlo como lo que realmente es: parte fundamental de una Creación maravillosa que Dios puso a nuestra disposición para que nos sirvamos de ella. En este sentido creo que vale la pena el esfuerzo por armonizar con la naturaleza como una manera de cultivar la vida.


Además, con el verano tocando la puerta ¿por qué no intentarlo? Al menos en honor de aquello que decían las abuelas: “donde entra el Sol, no entra el médico.”

Para más información sobre la técnica de Sun Gazing
http://www.hrmargentina.com.ar/


(1) El más citado por HMR es el inglés Richard Hobday, doctor en ingeniería quien dicta conferencias sobre el tema en universidades y foros científicos de Europa en los que advierte sobre las posibiliddes de aprovechamiento de la luz solar. Hobday es el autor de The Healing Sun (El sol que cura: luz solar y salud en el siglo XXI).


7 comentarios:

CHIPI dijo...

Salgan al sol idiotas! Decía otra canción. Si de energía se habla, por favor la necesito. Nunca estuve tan perezoso, por no decir otro término más vulgar pero no por eso menos cabal...
A mi con el sol me pasa que me gusta para descansar pero no para trabajar. Cuando tengo obligaciones y un cielo celeste hace de telón al Ra, me pregunto: ¿Cómo puede ser?¿Con qué autoridad el tipo sale, brilla? Con todo lo que hay que hacer...?¿Resultan incompatibles el sol y el trabajo? No se, los sociologos vinculan la pereza y el buen humor al buen clima. Por otra parte, los norteños, que viven en las nievesm resultan duros de reir...En fin, a mirar el sol, y ponerse las pilas.
Ah me olvidaba, la playa , es incompatible con el procedimiento, que propone el hindú (para no decirle indio), está el mar, el hilo del barrilete, la pelota amenazante, la revista del vecino, los título del diario del otro vecino, las modas pasatistas, los hijos, los amigos de lo ajeno, y para cerrar la chicas...no me queda un minuto para el febo.

Marta Luz dijo...

Al febo le tengo mi respeto, porque haciendo uso del refrán "no todo lo que brilla es oro", mancha la piel y cusa enfermedades terribles. Los 45 min esos deberían ser bien temprano a la mañana o con factor 100 a las dos de la tarde, en ese caso, se dan los beneficios del indio, digo con el protector?
Por el momento como al sol le temo y cuando sale me encuentra trabajando, voy a optar por yoga dos veces por semana, empiezo el martes.
Besos,
Maty
(muy buenos los comentarios de Chipi)

Unknown dijo...

Además de haber sacado la entrada para la conferencia estoy practicando el método (voy por 4m 30s), la verdad es que hasta ahora no veo grandes resultados, pero seguiré probando (si logro comer menos porque tengo menos hambre, y además me energizo un poco, mal no me va a venir y con eso me conformo). El indio ya vivió como 80 años y mal no se lo ve, yo por las dudas sigo los consejos de los octogenarios ya que me encanta la vida!!! De cara al sol, con la frente bien alta y con las manos limpias (como decía Corso).

Sole dijo...

Hasta acá lo mejor de este post son estos primeros comentarios, de tres seguidores de la primera hora que honran a La Feliz con sus intervenciones.
Me permito nomás "echar luz" sobre tres aspectos:
1) Chipi, excelente tu aporte aunque quizás un poco hipócrita respecto de los supuestos factores de distracción que te acosan en la playa. Llevo muchos años compartiendo ese espacio con vos y sólo tenés ojos para anatomías femeninas.
2) Matilde de mi corazón, el método es muy claro respecto a los horarios: primera hora a partir de la salida del sol, última hora del atardecer, justo antes de que se ponga tras el horizonte. De todos modos como todos los caminos conducen a Roma, en yoga te vas a encontrar con más de un sungazer. Eso sí, cuando te alimentes sólo de sol, allá por 2056, aunque sea, adjudicame algún mérito.
3)Edu, amore mío, seguí nomás. Yo apenas voy dos minutos... pero seguiré. Total es gratis.

Paz dijo...

Bueno,... la verdad este tema del sungazing me parece bastante interesante, porque yo antes estaba convencida de que mirar al sol era malo para la salud, pero gracias a esto, ya se que se puede mirar al sol, pero con sus condiciones.Es más, el año que viene voy a empezar a hacer sungazing.
Bueno te deseo un "feliz cumpleaños" lo cual seguramente hay gente que no entiende pero bue..
como dice Mafalda esos pequeños secretos son los que hacen variada la vida.

sole rebaudi dijo...

Me surgen algunas dudas, primero me parece raro que mirar al sol directamente (45 minutos!) no haga mal a los ojos, aunque sea en los horarios propuestos, lo consultaría con un oculista. Después, si entendí bien, sólo hay que hacerlo 270 días y nunca más, y supuestamente esa energía no se agota, aún cunado las células del cuerpo están en permanente renovación? De todos modos, reconozco que mirar el atardecer es de las cosas más lindas de la vida (amaneceres vi pocos y no sé si los disfruté) y creo que si Dios hizo que nos guste es seguro que es bueno. Qué lindo es, Señor, todo lo que hiciste!

Nico/Astor dijo...

Sole considero realmente interesante la teoria de sun gazing..creo en la naturaleza y en Dios.. y disfruto cada una de las cosas q me suceden.. la vida se trata de ganar o aprender, no de perder.. eso siempre digo. Y mas alla de q si las teorias sean verdaderas o no, lo q las hacen reales son nuestras ganas de vivirlas y gozar de este paso por este lugar hermoso. Pero lo que mas aprecio de esto es el tiempo q te tomaste para aportarnos nuevos e interesantes conocimientos y mas aun... formas de vida. Gracias!

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