18 de junio de 2010

CORAZÓN ALBICELESTE

Son los de la Virgen. Son nuestros. Y son de todos.
Desde siempre me transmiten belleza y calidez, me hacen sentir cuidada y orgullosa de ser quien soy, de estar donde estoy, de vivir este aquí y este ahora.

Es un lugar común que circula por ahí que los argentinos sólo nos embanderamos para los mundiales. Creo que quizás nos estaban faltando más ocasiones para llevar con alegría nuestros colores

Por eso quiero agradecer a los organizadores de los festejos del Bicentenario por vestir con ellos los pueblos y ciudades. A los comercios que llenaron de celeste y blanco sus vidrieras. A la gente que no le tuvo miedo al chauvinismo y ostenta (todavía) la escarapela de mayo en su solapa. A quienes fueron por más y colgaron la bandera en la ventana. O en la luneta trasera del auto.

Y por qué no a esta posibilidad de vivir el ser argentino desde la tribuna mundialista. Por eso, gracias también a Maradona que, a pesar de todas sus limitaciones, me regaló de manera gratuita algunas patrióticas y futboleras alegrías. A Maradona y a todos los deportistas que lucen y transpiran la bendita camiseta nacional.

A Paz que el día de la Bandera les prometió fidelidad.
Y a Octavio, que fue elegido para escoltarla en el acto del jardín, representando a la salita de tres.

A los soldados de Malvinas que los defendieron con la vida.
A Manuel Belgrano, por el legado.

Por el celeste y el blanco, a todos, muchas gracias.